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PARA MIS HERMANAS

Nuestra abuela paterna  narraba una historia sorprendente, me impactaba cada vez que la contaba ,y fueron muchas veces a lo largo del tiempo que compartió con la familia. La abuela nació en el año 1903 y esta historia se la contaba a ella su madre, y a su madre se la contó la suya. por tanto,tiene años, es vieja, muy vieja, antigua, muy antigua, es curiosa ,chocante, aunque no sé si cierta. En la casa de la playa fue la primera vez que  la contó, estábamos en pleno apagón, sentadas en el salón,con dos velas encendidas y tomando helado de malta endulzada con sacarina, aquella sacarina que venía en pequeñas cajitas de color verde  con letras doradas,  Pérez Gimenez  creo que se llamaba , ella hacía malta helada una vez por semana y a  Concha y a mí nos gustaba mucho. No sé por qué la contó en ese momento, no lo recuerdo bien, sé que habíamos estado jugando a las cartas para ocupar el tiempo que transcurre entre la hora de la cena y la hora de dormir. Ahora  voy a escribirla por primer